En la obra de todo artista puede leerse su posicionamiento vital. Hossein no ha llegado hasta aquí de manera gratuita. Le avala una vida cargada de intensas historias, durante una época convulsa en la que el mundo se muestra, todavía hoy, incapaz de acabar con el hambre, las guerras y las injusticias. Ante tanto dolor, Hossein alza la bandera de la belleza. Hossein nos recuerda que la belleza, la bondad, casi se pueden tocar con las yemas de los dedos; siempre han estado al alcance de la humanidad, pero es necesario que las creemos, y que creamos además en ellas. El artista lo hace en sus pinturas. Es humanismo lo que rezuman, es bondad y es belleza. Es la utopía al alcance de un planeta que puede conquistarla a poco que se lo proponga. Las pinturas de Hossein son un canto a la esperanza.